No es lo mismo hablar de la menopausia y del climaterio cuando no lo estás viviendo que cuando estás en pleno proceso. Llegaron los cincuentásticos y con ellos, una serie de cambios. Entre los 40 y los 50 años transitas por la perimenopausia para algunas con pequeños cambios apenas imperceptibles, aunque para otras ya muy marcados. Hasta que no estás un año sin menstruación, no entras en el periodo climatérico. Y si tienes un sangrado esporádico por pequeño que sea, el reloj vuelve a ponerse a cero.
Es curioso como en la era del empoderamiento femenino, nombrar la menopausia sigue siendo tabú para algunas mujeres, como si fuera el hito que marca el inicio hacia la vejez… ¿y quién quiere envejecer?

Algunas amigas se sorprenden entre ellas diciendo: “¿ya no tienes reglas?” “¿tan pronto se te ha retirado?” “Mi madre tuvo la regla hasta los 58…”, “yo todavía la tengo, soy puntual como un reloj” “yo no tengo ninguno de esos síntomas que dicen”. Lo que lleva a la amiga que ya no tiene la regla, a sentirse bicho raro cuando en realidad no lo es.
Después de leer todos los libros escritos sobre menopausia la conclusión a la que he llegado es que de la menopausia sólo sé que no hay reglas. Y no me refiero a la ausencia de sangrado, sino que no existen reglas que se puedan aplicar a todas las mujeres por igual.
Hay tantos procesos climatéricos como mujeres habitan el planeta, pero seguimos poniendo reglas donde no las hay. Cada libro que leas se centra en su especialidad, pero en ninguno encontrarás una barita mágica donde te darán “la solución” a tu transformación.

Y para vivir esa transformación lo más apaciblemente posible, mi recomendación es que no tomes ninguna regla al pie de la letra,que cada consejo o recomendación la pases y valores por tu filtro, por tu cuerpo y por tu persona. Somos un nicho de mercado para la medicina tradicional y también para la alternativa, sin mencionar la presión estética a golpe de cirugía y bisturí para las mujeres de mediana edad.
Estoy disfrutando mucho las charlas y espacios con amigas y compañeras en las que hablamos de insomnio, cansancio, calores, sexualidades y placeres. Y…¿cómo estás disfrutando si todo es negativo? Porque no todo es negativo, es más bien diferente y en algunas cosas puede ser incluso mejor.
Comenzar una charla sobre educación sexual, presentarnos como mujeres menopáusicas, abanicarse, ponerse la chaqueta, quitársela de nuevo y volver a nombrarnos…Veo caras de mujeres sorprendidas a la vez que agradecidas por nombrar este proceso en público al que llegaremos todas y cada una de nosotras.
¿Y qué decir de los hombres heterosexuales que acompañan a mujeres climatéricas? Que necesitan información y conocimiento de esta etapa tan vital para nosotras. Por ello apuesto por los talleres mixtos sobre sexualidad y climaterio para que conozcan y sepan cómo acompañar a sus parejas…
Toca seguir conociéndonos queridas, comprendiendo cómo funciona nuestro cuerpo, tener paciencia, hablar, nombrar, visibilizar y volver a hablar entre nosotras.
En definitiva toca tirar los mapas, pisar la tierra y aprender de esta transformación. ¡Nos vemos dentro!
Lupe García
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