Hace años, en una formación a profesorado dentro del Proyecto Relaciona del Instituto de la Mujer, les pedí que me contaran alguna buena noticia de la escuela. Una maestra me explicó que al preguntar en su clase de 5º de primaria qué es la regla, los niños respondieron que «la regla es una especie de poder mágico que tienen las niñas que les servirá para ser madres si así lo desean cuando sean adultas». En esta clase, me explicó la profesora, las niñas se vivían con orgullo y satisfacción: tener la regla era algo que se podía nombrar, explicar e incluso aprender un montón de cosas buenas sobre la misma.
Soy una ferviente defensora de ofrecer una visión positiva de la menstruación y colocarla en el lugar que le corresponde. Pero también defiendo no alimentar la idealización de la maternidad a las niñas desde bien pequeñas. Si bien es cierto que sin la menstruación la vida no existiría, la maternidad es siempre una elección y aún siendo una elección, hay mujeres que desean ser madres y no pueden. Considero necesario nombrar todas las realidades y todas las posibilidades para poner realidad y evitar sufrimientos innecesarios.
Os dejo uno de mis libros preferidos para explicar la regla, sin dramas, sin esoterismos y sin rodeos